Ordo Equitum Lucis / LUCENTIS

ORDO EQUITUM LUCIS

Los Lucentis o Caballeros de la Luz formaron su Orden para enseñar y usar la Luz. Los Lucentis siguen el poder de la Luz (también conocida como Corriente luminosa). La Orden fue fundada 1500 años antes de la Batalla de Centauri, en las Guerras Tevarin. Al principio, los Lucentis sólo se dedicaban a la vida contemplativa, pero, al cabo del tiempo, la Orden fue teniendo un papel más importante dentro de las organizaciones y la galaxia en si.
La vida de un Lucenti era de sacrificio. Todos aquellos seres que se veía que tenían aptitudes en la Luz, dentro de la Galaxia, eran seleccionados antes de su primer año de vida. Éstos eran llevados al Templo de la Luz, en Centauri. Todos los Lucentis tienen que seguir el Código de la Luz.

Filosofía de los Caballeros de la Orden de la Luz:

Aunque a menudo se confunde, la sensibilidad de los Lucentis a la Luz y su control sobre ella no es lo que les proporciona su singular filosofía, que fue desarrollada con posterioridad al descubrimiento del inmenso poder que otorga al conocedor de sus caminos.
El objetivo de la filosofía Lumen no es sólo obtener el máximo poder de la Luz, sino dotar a los seres sensibles a ella de las herramientas interiores suficientes para no sucumbir a la sensual influencia de la Oscuridad, dejando de lado todo odio, ira, miedo, tristeza, etc.
De hecho, la Filosofía Lumen se basa en el control del pensamiento y de las emociones, como pensar y sentir antes de actuar, y se centra más en obtener la sabiduría mediante profundas meditaciones (y su objetivo no es el poder, que es lo que buscan los Oscuros mediante el uso de los sentimientos). Y se centra también en la absoluta devoción y obediencia a la voluntad de La Luz. Además, un Lucenti sólo es leal a la Luz, al Alto Consejo de la Luz y a sí mismo, por este orden. Desde jóvenes se instruye a los reclutas en tener cuidado con las lealtades externas. También se les enseña que incluso los sentimientos positivos como el amor pueden obstaculizar en gran medida sus obligaciones como Lucenti. Un Lucenti no puede amar, odiar o sentir demasiado apego a un objeto o persona. El deber de un Lucenti es mostrarse noble y leal ante la Luz y sus superiores (el Consejo de la Luz).